martes, 24 de noviembre de 2015


SEÑAL DE UNA BUENA COMUNICACIÓN ( EXPRESIONES)



La comunicación es expresar lo que sentimos y  hay  veces que resulta como  se desea… 


                                

  
Como en otras… la comunicación es tergiversada … 












En la comunicación se comprometen los sentidos, con solo una mirada podremos formar la idea de lo que se siente, y lo que se pretende expresar…



( Intriga )



 ( Dolor )




( Felicidad )






LA COMUNICACIÓN


La comunicación también se reglamenta con expresiones corporales, manteniendo la idea de lo que se desea expresar, poniendo en práctica toda una vida de conductas estipuladas en lo corporal.








ELEMENTOS DE LA COMUNICACIÓN 


Llamamos comunicación al proceso por el cual se transmite una información entre un emisor y un receptor.
Los elementos que intervienen en el proceso de comunicación son los siguientes:

·         Emisor: Aquél que transmite la información (un individuo, un grupo o una máquina).
·         Receptor: Aquél, individual o colectiva mente, que recibe la información. Puede ser una máquina.
·         Código: Conjunto o sistema de signos que el emisor utiliza para codificar el mensaje.
·         Canal: Elemento físico por donde el emisor transmite la información y que el receptor capta por los sentidos corporales. Se denomina canal tanto al medio natural (aire, luz) como al medio técnico empleado (imprenta, telegrafía, radio, teléfono, televisión, ordenador, etc.) y se perciben a través de los sentidos del receptor (oído, vista, tacto, olfato y gusto).
·         Mensaje: La propia información que el emisor transmite.
·         Contexto: Circunstancias temporales, espaciales y socioculturales que rodean el hecho o acto comunicativo y que permiten comprender el mensaje en su justa medida.





        

     


      RUIDO Y REDUNDANCIA 

Dichos fenómenos suponen una perturbación en el proceso de comunicación.
Se denomina ruido a todo obstáculo que dificulte la comunicación, de tal modo que suponga una pérdida de contenido del mensaje.
Llamamos redundancia a la aparición en el proceso de comunicación de elementos que no aportan información nueva al mensaje.








LEGUAJE DE AMOR COMUNICACION



lunes, 23 de noviembre de 2015

Breve historia de la comunicación


:
Principios de las 7 C para una comunicación efectiva

Escrito por Karen S. Johnson Traducido por Juan Ignacio Ceviño
Cualquier persona puede comunicarse, pero si quieres ser comprendido y que tus comunicaciones tengan el efecto deseado, es necesario prestar atención a ciertos principios. Piensa en estos principios (conocidos como las 7 C) como tus señales para recordar a dónde quieres ir y dirigirlo en la dirección correcta.
Prestar atención a los principios de comunicación ayudará a la gente a entender tu mensaje.


Completitud

Los comunicadores efectivos se adhieren al "quién, qué, cuándo, dónde y por qué" al formular sus comunicaciones. Si tu discurso u otra pieza de las comunicaciones informativas responden a estas preguntas, estás encaminado a completar la comunicación. Tanto tú como tu audiencia se beneficia de esta completitud (en las comunicaciones comerciales, puedes ahorrar dinero al no tener que repetir lo que necesitas comunicar). Tu audiencia tiene toda la información necesaria para tomar la decisión deseada y supuestamente beneficiosa; y tú la reputación de que tu compañía se fortalece.

Concisión

Breve es mejor. No querrás que tu mensaje se pierda en palabras floridas que se agolpan en tu mensaje. Puedes enfatizar los puntos importantes, pero no repitas ni digas la misma cosa una y otra vez con diferentes palabras. La selección de palabras es importante para lograr la concisión.

Consideración

Un buen comunicador conoce a su audiencia y se tiene una idea de cómo ellos ven el mundo. Mira tu mensaje a través de sus filtros y sus predisposiciones y apela a sus sistemas de creencias. Utiliza "tu" en lugar de "yo" (es necesario invertir en la audiencia y ser empático).

Claridad

No permitas que tu mensaje sea envuelto en la ambigüedad. Si está tentado a usar palabras que suenan o se leerán con torpeza, no las utilices; usa palabras familiares que te salgan con facilidad. No trates de hablar "a un nivel superior", como si te hiciera más importante; puedes parecer pomposo y se perderá tu mensaje. Se eficiente en tu sentencia y construcción de párrafos.

Concreto

Utiliza palabras muy específicas. También debes referirte a los datos y los estudios pertinentes. Pinta un cuadro para el público, para que puedan utilizar la visualización para ayudar a retener la información y usa palabras de acción en lugar de la lengua pasiva que a menudo se asocia con la comunicación empresarial.

Cortesía

No hace falta decir que necesitas comunicarte con cortesía y respeto. Ten cuidado con el humor; si hay alguna pregunta en absoluto acerca de tu pertinencia, retírela. Transmite sinceridad. Si has investigado a la audiencia, puedes relatar experiencias que sean significativas para ellos, invocando sentimientos buenos y positivos. Esto ayuda a demostrar tu seriedad.

Correcto

Mientras que deseas ser gramaticalmente correcto, no permitas que la corrección aparezca como distante. Puedes escribir y hablar correctamente, manteniendo un estilo de conversación agradable. Verifica la información y ten a alguien con el conocimiento de la materia para que comprube cualquier información fáctica en tu comunicación.

 


COMUNICACIÓN

RESEÑA

¿Qué es una Reseña?
Las reseñas son textos breves, generalmente escritos por personas que poseen un criterio reconocido, que aparecen en publicaciones periódicas. Son textos básicamente descriptivos e informativos que presentan a un público específico una novedad o un elemento de la más diversa índole sobre el que se desea llamar la atención.

Los distintos tipos de reseñas se diferencian entre sí por dos criterios principalmente; el tema y el tipo de destinatario al que se dirigen. Así, existen reseñas literarias, reseñas cinematográficas, deportivas, etc., o reseñas académicas del tipo de los informes de lecturas, los resúmenes, etc.

¿Cómo se construye una reseña?
Generalmente, la reseña se construye a partir de una estructura sencilla:

Contextualización y presentación del tema de la reseña. Primero, se sitúa el tema sobre el que se va a hablar de la manera más general posible, haciendo referencia a cualquier aspecto que permita situarlo en un campo particular, por ejemplo, la literatura, el cine, la pintura, los deportes, etc.
Presentación del texto y sus características. En segundo lugar, se expone de manera precisa el conjunto de aspectos que se busca destacar, a saber: la técnica narrativa, el desarrollo de un evento, la trama de una película, el estilo del autor, etc.

Breve comentario e interpretación de la obra reseñada. Por último, se emite un breve juicio personal o una interpretación general del sentido del tema que se comenta, destacando los aspectos positivos o negativos del mismo. Este es el punto neurálgico de la reseña: el autor expresa aquí su opinión sobre el tema que lo ocupa, para intentar persuadir al lector de la validez de su apreciación. Esta opinión determina el acercamiento o el rechazo del público frente al texto.

Es importante señalar que los aspectos anteriores no aparecen necesariamente siguiendo el mismo orden y que es posible combinarlos de acuerdo con los objetivos y con el estilo del autor de la reseña.

Fuente:
Santillana, Nivel Medio, Lengua y Literatura, 2do. Grado, Segundo Ciclo. 4 







MACROESTRUCTURA

MACROESTRUCTURA

Estructura que engloba otras estructuras.



Es el contenido semántico global que representa el sentido de un texto.

El texto estructura su contenido en el plano global en dos tipos de estructura: una de ellas es la MACROESTRUCTURA. La otra es la SUPERESTRUCTURA. Mientras la macro estructura resume el contenido global, la superestructura representa la forma que adopta el discurso.

Elementos de la Comunicación

Elementos de la Comunicación con Huevo Cartoon





ORACIONES




PROCESO DE LA COMUNICACION

FASES

DESCRIPCION

Desarrollo de una idea

Este primer paso es el que el da sentido a la comunicación, se reflexiona y desarrolla la idea que se desea transmitir.

Codificación

Consiste en codificar el mensaje, ponerlo en un código común para emisor y receptor: palabras en un idioma común, gráficos u otros símbolos conocidos por ambos, también el tipo de lenguaje ora, escrito…etc. y el formato carta empresarial, llamada telefónica.

Transmisión

Una vez desarrollado y elaborado el mensaje, lo envía a través de una canal o vehículo de transmisión, eligiendo el más adecuado, que no tenga barreras y controlando las interferencias.

Recepción

El paso anterior permite a otra persona recibir el mensaje a través de un canal de recepción.

Los canales naturales son: el olfato, vista, oído, gusto y tacto.

Descodificación

El receptor descifra el mensaje, descodifica e interpreta para construir una idea del mensaje, si esa idea es equivalente a lo que a dicho el emisor se ha logrado la compresión.

Aceptación

Una vez que se ha llevado a cabo la descodificación viene al oportunidad de aceptar o rechazar el mensaje, si se acepta se logra el efecto deseado y el verdadero establecimiento de la comunicación.

Respuesta

La reacción que se logra en el receptor y el uso que él le da a la información contenida en el mensaje recibido.

Retroalimentación

Cierra el circuito con la respuesta del receptor, en este momento toma el papel el emisor, estableciendo así una comunicación a dos direcciones. Si la retroalimentación no se da la conversación solo se queda a un nivel unilateral como información

TIPOS DE COMUNICACIÓN

domingo, 22 de noviembre de 2015

¿Qué es Oración?
La Oración es el fragmento más pequeño capaz de comunicar una idea completamente y mantener su independencia sintáctica. esta dada por su estructura 

viernes, 20 de noviembre de 2015







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                                                  Saber Leer Y Ser Lector.


Desde hace décadas, en casi todos nuestros países, se vienen realizando enormes esfuerzos en aras de la enseñanza, promoción y animación de la lectura a fin de solucionar lo que se ha dado en llamar la crisis de la lectura. Instituciones escolares, bibliotecas, asociaciones y grupos de maestros, organismos nacionales e internacionales, grupos editoriales, todos se han abocado, desde sus respectivos campos de acción al tratamiento del problema. Se esperaba que la suma de tantas voluntades rindiera sus frutos y hoy, en verdad, se podría decir que son pocos los niños y los jóvenes a quienes las escuelas e institutos no hayan podido enseñarles a leer. Sin embargo, nos seguimos quejando de que nuestros alumnos no son lectores. Pero no es de extrañar, no basta con saber leer para ser lector. El conocimiento del código escrito y de sus reglas es una condición necesaria, pero no siempre suficiente para ser lector. ¿En qué estriba la diferencia? ¿Qué es lo que hace de alguien que sabe leer un lector y de otro no? ¿Qué características distintivas le atribuimos a quien llamamos lector, de las que carecería quien sólo sabe leer?

Recuerdo por lo menos dos autores que se han referido a la diferencia entre saber leer y ser lector, y me voy a permitir tomar en préstamo sus conceptos. El primero de ellos es Pedro Salinas
, escritor y poeta español, quien tipificaba muy bien esa diferencia cuando distinguía entre leedores y lectores. Decía Salinas que la galería de los primeros era copiosa y daba numerosos ejemplos acerca de quienes la formaban, entre ellos, el estudiante que sólo lee para los exámenes, los profesores que sólo leen para preparar sus clases, los que sólo buscan información que les dé ganancia de algún tipo, los que sólo leen periódicos o comiquitas, en fin, todos aquellos que “recorren con los ojos el papel impreso”, pero sin que intervengan las “actividades superiores del alma”, según sus palabras.

“Frente a esas legiones de leedores” se encuentran, “en escasa minoría los lectores”. “Se define el lector simplícísimamente – afirmaba Salinas - como “el que lee por leer, por el puro gusto de leer, por amor invencible al libro, por ganas de estarse con él horas y horas, lo mismo que se quedaría con la amada”. Y agregaba que no hay ningún ánimo en el lector “de sacar de lo que está leyendo”….”nada que esté más allá del libro mismo y de su mundo.”

Debo confesar que, aunque no estoy de acuerdo con las palabras de Salinas en lo que se refiere a poner etiquetas a los lectores – rechazo la idea de categorizarlos, como cuando se habla de malos o de pobres lectores –, sí estoy de acuerdo con él en cuanto a su definición de lector. Ella me trae, además, a la memoria aquellas palabras de Roland Barthes
 cuando compara al lector con el enamorado o el místico por su deseo de encerrarse a leer, haciendo de la lectura “un estado absolutamente apartado, clandestino, en el que resulta abolido el mundo exterior”. Creo que esta imagen del lector como alguien que se aparta de la realidad para vivir a través de las imágenes que forja su imaginación es bastante frecuente, no sólo entre los que escriben sobre el tema sino también entre la gente común.

El segundo autor, Alberto Manguel, en una magistral conferencia que pronunció en Sevilla hace tres años, y que tituló Cómo Pinocho aprendió a leer, no deja lugar a dudas sobre la distinción entre saber leer y ser lector.

Para este autor, las aventuras de Pinocho son en realidad “la crónica de un aprendizaje”. En palabras de Manguel:

“La historia del muñeco es la de la educación de un ciudadano: la antigua paradoja de alguien que desea ingresar en la sociedad de los hombres mientras que, simultáneamente trata de saber quién es, no según lo perciben los demás, sino en sí mismo. Pinocho quiere ser “un niño de verdad”, pero no cualquier niño, no la obediente y pequeña versión de un ciudadano ideal. Pinocho quiere ser quien verdaderamente es bajo la madera pintada.”

Pinocho es un ser rebelde, desde luego, pero pese a su rebeldía, es consciente de que debe retribuir a Geppeto, su creador, todo lo que ha hecho por él y decide, en consecuencia, que “irá a la escuela donde aprenderá a leer, a escribir, donde aprenderá también matemáticas” y después, cuando gane dinero “gracias a mi talento – dice Pinocho - le compraré una chaqueta nueva a mi padre”. (Recordemos que Gepetto había vendido su única chaqueta para comprarle la cartilla a Pinocho). Acepta entonces la escuela, y aunque “Pinocho se convierte en un niño bueno que aprendió a leer – nos dice Manguel – Pinocho nunca se convierte en un lector”.

El hecho de aprender a leer, siempre de acuerdo con Manguel, significa varias cosas:
“…el proceso mecánico de aprender la clave de los signos mediante los cuales una sociedad codifica su memoria”.
“…el aprendizaje de la sintaxis que rige dicho código”.
“…el aprendizaje de cómo las inscripciones en semejante código pueden servir (de una forma profunda, imaginativa y práctica) para conocernos a nosotros mismos y para conocer el mundo que nos rodea. Este último aprendizaje es el más arduo, el más peligroso y el más potente, y este es el aprendizaje que Pinocho nunca alcanza a poseer”

Y sigue diciendo Manguel:

“Las tentaciones mediante las cuales la sociedad lo fascina y lo distrae, las burlas y las envidias de sus compañeros, la fría tutela de su preceptor moral: todas estas presiones de índole diversa crean para Pinocho una serie de obstáculos casi infranqueables que le impiden convertirse en un verdadero lector.”
Muchos de nuestros niños y de nuestros jóvenes, al igual que Pinocho, no alcanzan a ser lectores porque no han aprendido a leer en profundidad, no han aprendido a penetrar en los libros, a dejarse llevar por la imaginación, a asomarse a otros mundos, a vivir otras vidas y a experimentar distintas emociones, mientras sus ojos recorren las páginas del libro.

Pero también ellos, como Pinocho, están sometidos a muchas tentaciones en la sociedad actual, aunque la índole de las mismas sea muy diferente de las que acosaban a Pinocho. Ni tampoco están libres de la envidia y las burlas de sus compañeros que son causa, como bien lo sabemos a través de la obra de Michèle Petit
, del miedo y el rechazo a la lectura que muestran muchos jóvenes. Con esto quiero decir que también nuestra sociedad opone muchos obstáculos en el camino de quienes desean convertirse en lectores. Hay demasiadas opciones para ocupar el tiempo disponible y todas son igualmente atractivas: música, cine, televisión, deportes, bailes, nuevas tecnologías cada vez más sofisticadas… Entonces, ¿por qué leer? Estoy segura de que Pinocho, el rebelde, y muchos niños y jóvenes como él, preguntarían ¿por qué tenemos que convertirnos en lectores?

No resultaría fácil contestar a esa pregunta. En verdad no hay un porqué, en el sentido de que nadie tiene obligación de convertirse en lector si no quiere serlo, pero es de lamentar que esa decisión se tome por lo general a ciegas, antes de experimentar verdaderamente lo que significa ser lector. Pero tal vez podríamos responder de otra manera, desde nuestra posición de lectores, hablándoles acerca del influjo que ejerce la literatura en nuestro pensamiento, en nuestras emociones, en nuestra manera de ver el mundo y de vernos a nosotros mismos; acerca de cómo la lectura puede ayudarnos a contemplar nuestros problemas desde otra perspectiva, y cómo a veces tan sólo una frase leída en un libro puede provocar un vuelco en nuestra vida. Podríamos decirles que a través de la lectura nos vamos formando una identidad propia, que leer nos permite adueñarnos de palabras y éstas nos hacen más libres, de cómo nunca nos sentimos solos si tenemos la compañía de libros… ¿Convencerían estas respuestas a Pinocho y a sus amigos? Seguramente no. No existen razones capaces de convencer a nadie para que se convierta en lector. Y el motivo es muy simple. La lectura es una experiencia absolutamente individual e irrepetible y sólo la realización continuada de esa experiencia puede despertar, o no, nuestro deseo de persistir en ese camino.

Y entonces, ¿qué podemos hacer los docentes? La sociedad nos sigue reclamando la formación de lectores, y en verdad creo que educar en la lectura es una de nuestras principales misiones, quizá la más importante porque a través de ella es posible lograr la formación integral del alumno como persona. Lo que la sociedad parece desconocer es que no sólo pone obstáculos para que niños y jóvenes se conviertan en lectores, sino que también los pone ante nosotros, los docentes, para que no podamos cumplir a cabalidad nuestro cometido. Peor aún, esos obstáculos no provienen solamente de la sociedad en general, sino del propio sistema educacional.

Si ustedes me lo permiten voy a abrir un paréntesis para hacer más claro lo que quiero decir. Sabemos que el problema de la lectura es un problema mundial y que la formación de lectores suscita preocupación aún en los países más desarrollados. Sin embargo, hay excepciones y una de ellas la constituyen los estudiantes finlandeses. El rendimiento en lectura mostrado por estos estudiantes en la evaluación de PISA, es decir del Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) realizada en 2003, es el más alto, y con una ventaja bastante apreciable, sobre los demás países que integran la Organización y que son los más desarrollados del mundo. También son estos estudiantes los que muestran el mayor compromiso e interés en la lectura, comparados con los estudiantes de los demás países. No es además la primera vez que esto sucede. Ya los estudiantes finlandeses habían mostrado resultados sobresalientes en lectura, así como también en ciencias, en evaluaciones anteriores diferentes a la de PISA.

En un artículo que estuve leyendo en estos días, escrito por dos miembros del equipo finlandés de PISA
, se exponen, precisamente, las posibles razones de los éxitos en lectura logrados por los estudiantes de ese país. Y creo que vale la pena comentar algunas de ellas porque pueden llevarnos a reflexionar sobre la situación que se vive en nuestros países en materia educativa, sin olvidar, por supuesto, las enormes diferencias de todo tipo que nos separan de un país como Finlandia.

Una de esas razones es la absoluta igualdad de oportunidades dada por el hecho de que todos los estudiantes reciben la misma educación básica comprensiva desde los 7 hasta los 15 ó 16 años. La diferencia entre los centros educativos es mínima y todos están atendidos por profesores de altísima calidad de modo de garantizar que todos los alumnos tengan las mismas oportunidades de aprendizaje con independencia del lugar en que viven.

Otra razón es la valoración y el respeto de los que goza la profesión docente y, en especial la de los maestros. El artículo dice textualmente lo siguiente: “Para la cultura finlandesa la profesión docente ha sido una de las profesiones más importantes de la sociedad y por consiguiente se han destinado muchos recursos para la formación del profesorado. Asimismo, se ha confiado en que los docentes lo harían lo mejor posible, como auténticos profesionales, y por ello se les ha otorgado una amplia independencia pedagógica en el aula, de modo que los centros han gozado también de bastante autonomía a la hora de organizar su trabajo dentro de los límites flexibles del currículo nacional”.

Una tercera razón, que explicaría el éxito de los estudiantes finlandeses y que es, a mi juicio, la más importante, es que durante los 6 primeros años, es decir en los cursos de primero a sexto, se da prioridad a la Lectura, Escritura y Matemáticas.

Cierro el paréntesis y pregunto; ¿cómo comparar esos seis años dedicados a lectura, escritura y matemáticas con lo que sucede en nuestros países, cuyos programas de primer grado, de los que yo conozco, tienen por lo menos cinco asignaturas, cada una con sus respectivos temas y subtemas que, en algunos casos, suman más de cien? Sé de un programa de primer grado que incluye como tema “nociones de estadística” y de otro programa que contiene “nociones de física y de química”. Reconozco que esto es discutible, dado que todo depende de cómo se presenten esos temas, pero mi temor y mi rechazo es que, como siempre, el sistema educativo siga privilegiando el conocimiento antes que la formación.

¿Cómo seguir entonces reclamando a los maestros que formen lectores? ¿En qué espacios? ¿Con qué tiempo? ¿Cómo es posible hacerlo mientras las condiciones del sistema escolar permanecen inalterables?


La lectura, y también la escritura, es un arte y, como todo arte requiere de tiempo, esfuerzo y mucha, muchísima práctica. Esta es especialmente importante para los niños menos favorecidos cultural y económicamente porque sólo en la escuela pueden encontrar los buenos libros que requiere su formación y el modelo lector encarnado en el maestro y en el bibliotecario, cuando lo hay.

Por eso a estas alturas, después de tantos años de trabajar en este campo, tengo el convencimiento de que hemos complicado innecesariamente el problema de la lectura y que la realidad suele ser mucho más sencilla de lo que creemos. El problema de la lectura tiene hoy para mí una sola respuesta: se aprende a ser lector leyendo mucho y leyendo buenos libros, con la certeza, sin embargo, de que aún así no todos los niños y jóvenes van a convertirse en lectores.

Pero también estoy consciente de que este enunciado, aparentemente tan fácil, es sumamente difícil de llevar a la práctica mientras quienes tienen poder de decisión no sean capaces de introducir los cambios que requiere el sistema educativo. No obstante, los docentes no podemos cejar en nuestro empeño de formar lectores, es nuestra responsabilidad y nuestro compromiso con los niños y los jóvenes que están a nuestro cuidado. Hemos hecho mucho, pero tenemos que hacer todavía más. No sé cómo lo vamos a hacer, no sé cómo vamos a vencer los obstáculos, pero no es posible defraudarlos. Para muchos de esos niños y jóvenes los docentes encarnamos la única posibilidad de obtener lo que de otro modo sería imposible para ellos: una identidad como lector mediante la cual podrán aprender a valorarse a sí mismos y al mundo que los rodea. Si Pinocho, en lugar de la fría tutela de su preceptor, se hubiera encontrado con la comprensión, el entusiasmo y el amor, que estoy segura todos nosotros estamos dispuestos a poner en nuestra labor, Pinocho se hubiera convertido en un lector semejante al que esperamos se conviertan nuestros propios alumnos.

Maria Eugenia Dubois
Merida, Octubre De 2006.